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TRIÁSICO DE SONORA


  El estudio de esta flora fósil resulta delicioso y, en cuanto a megafósiles, es un leitmotiv de la paleobotánica de México casi desde sus comienzos. Sólo Ehrenberg, con estudios sobre diatomeas del Altiplano realizados a mediados del siglo XIX, lo antecede.

  La investigación sobre plantas vasculares fósiles de México se inició antes de 1876 y está referida por primera vez en 1876, en un trabajo breve de Newberry sobre hojas triásicas del municipio de San Javier. Después de Newberry, varios exploradores recolectaron plantas fósiles en la misma formación, designada como Formación Barranca: Aguilera, Creel, King, Wilson & Rocha. Mucho material quedó sin describir. Sólo el de Creel fue publicado con identificaciones, brevísimas descripciones y una ilustración, por Humphreys en 1916. Los fósiles de Wilson & Rocha están en el Museo Nacional de Historia Natural (Smithsonian Institution) en Washington.

  A mediados del siglo pasado, estudiantes de geología recolectaron más ordenadamente; y un estudio sobre su material fue publicado por Alicia Silva−Pineda, en 1962. Al mismo tiempo, Alencáster distinguió la Formación Santa Clara (Cárnico, ¿y Nórico?) dentro del Grupo Barranca, con posición central entre dos conglomerados. El grupo descansa sobre Pérmico marino, y encima yacen rocas ígneas mesozoicas. La formación es rica en antracita y grafito, entre estratos terrígenos con flora fósil continentales, pero también se encuentran paquetes sin plantas y capas delgadas con invertebrados.

  En 1973, Weber inició un proyecto paleobotánico nuevo, con trabajo de campo hasta 1997 y con la participación de estudiantes. Se incrementó el número de especies de unas 20 en 1962, a entre 60 y 70. Como resultado, se reunió una colección de más de 5000 fósiles, se publicaron descripciones de helechos, pteridospermas y Bennettitales, y un estudio sobre las coníferas (véase bibliografía), y Flor Amozurrutia−Silva, Alfonso Torres−Romo y Ángel Zambrano−García defendieron tesis de licenciatura, todos en 1985, además de Genaro Hernández−Castillo, en 1995.

  ¿Cuál es el enfoque principal del estudio paleobotánico?

  Sobre todo se efectuaron estudios paleoecológicos con la intención de diferenciar comunidades vegetales (véase el resumen sobre la flora del Eojurásico de Franconia). El trabajo se hizo en tres etapas, primero con 12, y al final con más que 40 muestras de diferentes localidades y estratos. Los resultados cambiaron poco. El método de Zurich−Montpellier, usado en Bayreuth por Weber, en 1968, se modificó: Lentes de litología distintiva no se dan en la Formación Santa Clara; en su lugar se muestrearon porciones de estratos de hasta 30 cm de grosor y hasta unos 3 m de extensión horizontal. Las listas de especies versus localidades se procesaron manualmente y también con base en índices de similitud, una vez eliminadas las especies con muy baja frecuencia. Los dos enfoques llevaron a resultados muy similares. Como en Bayreuth, debido al método, resaltaron dos grupos de localidades o ‘conjuntos florísticos’ contrastantes, y otras especies, incluyendo las más frecuentes o ‘ubiquistas’, no guardan relaciones significativas con estos grupos. Un grupo contrastante parece relacionarse con ambientes de sedimentación oxidantes, ya sea a lo largo de ríos o en las orillas de lagos con sustrato inestable, pues las plantas están en roca de color claro o muy claro (poco material orgánico disperso). El otro se encuentra en rocas obscuras, a veces casi negras, puede asociarse con los mantos de carbón y representa la vegetación interfluvial con un ambiente edáfico pobre en oxígeno, anóxico o, quizás, reductor. Al grupo de los ubiquistas se asignan tres especies que tenían un margen paleoambiental amplio. Esta interpretación no deja de ser hipotética mientras que el estudio sedimentológico detallado de la formación hace esperarse.

  ¿Cuáles plantas constituyen la flora?

  Se conocen (1) tres o cuatro esfenofitas, entre ellas dos géneros con estructuras reproductivas, Asinisetum, del primer grupo ecológico, y Equisetites aequecaliginosus, muy escaso;


Asterotheca santaclarae

Tranquilia whitneyi

Tranquilia whitneyi

  (2) unos 15 helechos, p. ej. Tranquilia, un helecho dimórfico, y Asterotheca, ligada al segundo grupo ecológico (Marattiales), Mertensides (Gleicheniaceae), también de ambiente pobre en oxígeno; y otros indiferentes, como los leptosporangiados: tres especies de Cynepteris (Cynepteridaceae), otras tres de Phlebopteris (Matoniaceae), entre los más antiguos del género; ninguna flora coetanea presenta tal diversidad de especies de Phlebopteris, género que se originó posiblemente en América del Norte.


Mertensides mexicanus

Helecho indeterminado

Sonoraphyllum mirabile

  (3) Las pteridospermas mesozoicas son fascinantes como posibles progenitores de las angiospermas, y se supone que Scoresbya, con dos especies en Sonora, y Sonoraphyllum pertenecen a ellos. Scoresbya dentata (pteridosperma registrada también en Franconia), fue registrada en Sonora por Weber, en 1995. Antes se conocían localidades americanas sólo en Groenlandia y en las Islas Shetland del Sur, entre Tierra del Fuego y la fría Antártida. De Sonoraphyllum, sólamente un espécimen en el mundo, destaca por su venación ‘increíble’: la hoja es pinatífida, y sus venas secundarias orientadas hacia las hendiduras entre los lóbulos; antes de llegar al borde se bifurcan, y las dos venas resultantes entran a dos lóbulos vecinos. Resulta que cada lóbulo tiene dos venas principales. Thinnfeldia, registrada por Brown en material de Wilson & Rocha, es en realidad el morfotipo estéril del helecho Tranquilia.


Laurozamites fragilis

Laurozamites fragilis

Laurozamites pima

  (4) Las cicadofitas son codominantes con los helechos. Como órganos reproductivos, se encontró un espécimen de Haitingeria, único registro en América, y muy escasa, además de Williamsonia y WeltrichiaDictytrichia Weber, in ms.). Los últimos asociadas con hojas de Laurozamites. Macropterygium, un género de hojas, se revisó.


Weltrichia, sp.

Elatocladus, sp.

¿Conífera? indeterminada

  Finalmente, se encontraron (5) una (¿o dos?) especie(s) de Ginkgoales, género Sphenobaiera, y (6) algunas coníferas, incluyendo tres especies de Elatocladus.

  El material perteneciente a este estudio está depositado en la Colección Nacional de Paleontología.
 

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